Erupción del año 79 dC.

Recreación de la erupción del Vesubio, año 79 dC

 

Realización del vídeo.


Hemos representado la erupción del Vesubio del 79 d.C usando una maqueta del volcán elaborada por nosotros a base de los siguientes materiales:

  • Tiza en polvo
  • Un molde de la forma del volcán, hecha con una malla de hierro.
  • Pintura marrón y verde para pintar el volcán.
  • Cinta adhesiva, papel y cola líquida.
  • Tubos de papel de wáter para hacer la estructura interna del volcán. Estructura por donde pasan los materiales de la erupción.

Posteriormente pasamos a representar la erupción por fases.

  • Salida de humo: utilizamos una máquina de humo. El humo pasaba por la estructura de cartón, saliendo a la superficie a través de un agujero. Agujero que hicimos en la capa superior del volcán simulando la cima de la montaña.
  • Expulsión de ceniza: utilizamos ceniza de verdad. La introducimos en la estructura interior de la maqueta. Esta ceniza es expulsada por la presión del aire causada por el secador.
  • Piedra pómez blanca: Para hacer la expulsión de piedra pómez utilizamos porexpan. Hicimos trozos pequeños y utilizamos el mismo proceso que la expulsión de ceniza. (¡Importante! El secador debe ser de aire frío, en caso contrario puede deshacerse el porexpan).
  • Piedra pómez negra: Es exactamente lo mismo que la piedra pómez blanca. La única diferencia es el color del porexpan, lo pintamos con espray negro. Aun así, nos encontramos un problema; al pintar el porexpan este absorbía la pintura y por lo tanto en el vídeo no se aprecia el color negro.

Una vez grabadas todas las fases, buscamos fotos de Pompeya y de los materiales usados. Utilizamos "Movie Maker" para realizar el vídeo. Pusimos todos los vídeos y fotos en orden correcto y nos grabamos a nosotros mismos explicando la erupción. Al final decidimos buscar canciones para crear ambiente. Las escogimos de la BSO de la película "Pompeya". 

 

Podemos decir que el vídeo nos ha llevado mucho trabajo y que estamos contentos del resultado.

 

La erupción del Vesubio, 79 d.C

 

Durante la mañana del 24 de agosto del 79 d.C, hubo una breve pero violenta fase de explosiones freatomagmáticas (1) que provocan  un volumen relativamente pequeño de material de grano fino.

 

Cuando termina esta actividad freatomagmática inicial, empieza la fase pliniana y caída de piedra pómez. Según las cartas de Plinio, durante la mañana del 24 se observa una columna eruptiva por encima del Vesubio.  Esta columna tiene la parte inferior estrecha y la superior más ancha, descrita como forma de “pino” por Plinio. Esta columna era de unos 27 km de altura.

 

Seguidamente, empieza una lluvia de piedra pómez que es desplazada a la ciudad de Pompeya por el viento. La piedra tenía un tamaño de cinco centímetros máximo y era provocada por la erosión del ensanchamiento del conducto. A causa de la densa pluma eruptiva y la caída de cenizas, la región se sumió en una oscuridad total.

 

Durante siete horas continuas de actividad explosiva, estuvo cayendo piedra pómez blanca y se empezó a depositar en la ciudad. Más tarde la piedra pómez blanca cambió de aspecto y empezó a emerger piedra pómez gris tefra-fonolítica (2). En esta misma fase la columna eruptiva se alarga hasta los 33 km de altura. 

 

Continúa la lluvia de piedra pómez durante cinco horas más, hasta la una de la madrugada del 25. En este momento, cerca de 1,5 metros de grosor de piedra  pómez cubre Pompeya.

 

Tras 12 horas de actividad pliniana continua, aparecen oleadas y flujos piroclásticos (3). En esta fase hay una violenta salida de gas y magma; se cree que fue debido al ensanchamiento del cráter de la erupción, que creó un colapso de la columna eruptiva. Los gases y piroclastos cayeron por las laderas más altas del volcán, formando nubes ardientes, separadas en rápidas oleadas de mayor alcance y densidad, y flujos prioclásticos lentos y menos generalizados.

 

La primera oleada de flujos piroclásticos fue a la una de la madrugada del 25 de agosto. Ésta seguramente se propagó hasta Herculano. 

 

En esta misma fase, vuelve a aparecer una lluvia de piedra pómez, esta vez de color gris, y a la vez hay varias oleadas y flujos. La tercera oleada apareció a las seis y media de la mañana y estuvo a punto de alcanzar Pompeya, la cuarta, a las siete y media, aplastó Pompeya matando a las personas que todavía se encontraban en la ciudad. En este momento ya había un colapso inmenso de piedra pómez. Unos 2,4 metros de piedra cubrían la ciudad.

 

Finalmente, hubo un colapso de la caldera y una disminución de la actividad.  Hacia las seis o siete de la tarde, se produjo la formación de la caldera que colapsó, destruyendo el cono vesubiano pre-existente. Este colapso llevó a actividad hidromagmática (4) que sustituyó los flujos piroclásticos y las oleadas. 

 

Durante un período indeterminado, quizás días o semanas, la actividad fue disminuyendo. 

No hubo flujos de lava producidos por la erupción.

 

Volúmenes de productos piroclásticos: 

  • 3,6 km3 de magma
  • 0,4 km3 de líticos
  • 6,4 km3 de piedra pómez blanca
  • 2,5 km3 de piedra pómez gris

 

Notas:

1-Freatomagmática: Erupción en estado inicial que es el resultado de la interacción entre el agua y el magma.

2-Tefra: Material expulsado a través de la columna eruptiva de una erupción volcánica.

3-Piroclástico: Formado por materiales volcánicos fragmentarios.

4-Hidromagmático: Erupciones explosivas  de gran violencia, producidas por la interacción entre el magma y acuíferos.

 

 

 

Fragmentos que hacen referencia a la erupción. Extraídos del libro “Pompeya” de Robert Harris

 

-           “-¿Podrían ser cenizas? (...) –Pero, ¿cómo puede haber cenizas sin fuego? (...) –Tiene que haber ocurrido durante la noche. El ruido que estremeció el suelo ¿recuerdas? Tuvo que haber sido eso. La montaña ha escupido”. – pg. 209

-           “Imaginó que la gente se había marchado por la noche, cuando se escuchó la explosión, o con las primeras luces, cuando se levantaron y contemplaron aquel fantasmal y ceniciento panorama.” – pg. 230

-           “Un gigantesco muro, una negra nube, avanzaba hacia la ciudad igual que una lóbrega tormenta. Pero se dio cuenta de que no era una tormenta, de que no era una  nube, sino una atronadora cascada de piedra.”- pg. 246

-          “Un tronco pardo y grueso lleno de manchas claras y oscuras se alzaba kilómetros en el aire escupiendo en lo alto una corona de brumosas ramas; ramas que en sus extremos parecía que se disolvían y dejaban caer una fina lluvia de polvo arenoso.”- pg. 247

-          “Una copa como la de un pino… un alto tronco… ramas…” – pg. 248

-          “Algo rebotó tras él en el tejado y cayó en del jardín: una piedra, ligera y del tamaño de un puño de un niño. (…) Y de repente todo se volvió oscuro y el aire se llenó de proyectiles. Empezaron a lloverle impactos en la cabeza y los hombros. Parecían  rocas esponjosas. Esponjas blanquecinas y petrificadas. No eran pesadas, pero hacían daño.” – pg. 249

-          “La ceniza de la erupción del Vesubio, arrastrada por el viento, estaba cayendo directamente sobre la ciudad” – pg. 251

-          “En un abrir y cerrar de ojos, el día pasó de la luz del sol a la penumbra del crepúsculo y Atilio se vio bombardeado por todas partes. No se trataba de piedras, sino de blanquecinos fragmentos de escoria, pequeñas bolas de ceniza petrificada que caían desde tremenda altura.” – pg. 251

-          “(…) al otro lado de la bahía, el Vesubio soltaba un segundo tronido que hacía que el gris manantial de piedras se tornara negro y lo empujaba aún más arriba, hacia el cielo.” – pg. 257

-          “No dejaba de salir  y entrar en su biblioteca para comprobar la evolución de la columna de humo, y en cada ocasión respiraba aliviado. Parecía que estaba aumentando. Una estimación de su altura resultaba imposible. (…); la mayoría de les expertos situaban  la cifra en doscientos kilómetros. Fuera cual fuera la verdad, la columna era enorme.” – pg. 258

-          “-El material es una piedra pómez esponjosa de un color gris blanquecino. Es ligera como la ceniza y cae en fragmentos no mayores que el pulgar de un hombre.” – pg. 268

“La piedra pómez se parece menos a una piedra y más a lo que podrían ser fragmentos solidificados de una nube. (…) Flotan en el mar como si fueran trozos de hielo.” – pg. 269

-          “La naturaleza había enloquecido: se estaban ahogando bajo un manto de roca en medio del mar, hundiéndose en las profundidades de la noche en plena luz del día.” – pg. 271

-          “La piedra pómez estaba por todas partes y cubría el sendero. Las nubes que desprendía la seca piedra lo hicieron resollar.” – pg. 280

-          “Era más oscura que la de antes, más densa, más grande, como si varios fragmentos se hubieran fusionado, y golpeaba el suelo con más virulencia. La lluvia de piedra pómez esponjosa y blanca había resultado molesta e intimidante, pero no especialmente dolorosa. Sin embargo, el impacto de aquella otra bastaba para dejar inconsciente a una persona.” – pg. 281

-          “Leve y milagrosa, muy lejos pero aumentando en intensidad, vio una corona de fuego elevándose en el cielo”. – pg. 285

-          “La luz se desplazó de izquierda a derecha y ligeramente hacia abajo, una hoz de luminosa bruma arrastrándose por las pendientes occidentales del Vesubio y dejando a su paso un mosaico de fuegos.” – pg. 289

-          “En algún momento el arco de luz reapareció en la cima del Vesubio y volvió a rodar por las pendientes siguiendo aproximadamente la misma trayectoria anterior.” – pg. 292

-          “En la distancia, casi frente a él y bajo en el cielo, estaba el conocido arco llameante; solo que esa vez, en lugar de moverse igual que un cometa de derecha a izquierda, bajaba a toda velocidad y se extendía lateralmente hacía donde él se encontraba.” – pg. 294

-          Lo seguía inmediatamente detrás un intervalo de oscuridad que estalló en llamas poco después, (…) Precediéndolo, cabalgando sobre el ardiente viento, llegó un rugido tronante, un bramido (…) como una ola, una bullente ola de vapor candente que le abrasó las mejillas y le llenó los ojos de lágrimas.”- pg. 294

-          “La capa de piedra pómez y ceniza debía alcanzar más de dos metros de profundidad.” –pg. 295

-          Una bola relampagueante cruzó el cielo y fue a caer sobre las distantes columnas del templo de Venus. Se desató un incendio.” – pg. 296

-          Entonces la marea fina de ceniza de un metro de altura que viajaba tras la ola de fuego inundó la ciudad cubriendo el paisaje y amoldándose a cada detalle de las víctimas. La ceniza se endureció y llovió más piedra pómez.” – pg. 308

-          “La erupción continuó a lo largo del día con nuevas oleadas y atronadoras explosiones que estremecieron el terreno. Hacia el anochecer, su furia amainó y empezó a llover.” – pg. 309